Tarde de toros

Se trata de la obra de mayor envergadura de todo el conjunto, donde se recrea lo que era una tarde de corrida de toros en los pueblos de la zona. La obra se estructura a ambos lados y encima de una barrera de madera, como las que se usaban en las plazas de los pueblos en este tipo de festejos. Mediante la representación del ambiente de una tarde de las fiestas del pueblo en el siglo pasado, se quiere ilustrar la importancia del toro en la cultura mediterránea, no tanto en lo festivo sino como figura simbólica de la fuerza indomable y el poder. Para manifestar esta relación, se ilustra mediante la incorporación de una reproducción del toro rupestre del abrigo de la Selva Pascuala en Villar del Humo, que pasa a ser el punto alrededor del cual orbita toda la obra.

En la parte interior de la barrera se despliegan las figuras de algunos mozos, que haciendo alarde de valentía se aproximan al toro. Encima de la barrera están los espectadores más interesados, pero que no están dispuestos a correr peligro. Detrás encontramos al resto del público, unos más interesados por el espectáculo que otros.