Una de las figuras con las que más se puede interactuar, permite participar activamente situando la cabeza y las manos en los huecos correspondientes para tomar una fotografía. Y es que es precisamente esto lo que tenemos delante, el posado de dos paisanas del pueblo ante una cámara antigua. Podemos apreciar algunos elementos típicos de las fotos de la época: un marco en forma de cenefa e incluso, si nos fijamos bien, una arruga en el papel producto del paso del tiempo.

Un detalle poco apreciado es que si nos situamos a la distancia adecuada mirando a la plataforma que hay detrás de la figura, se puede distinguir, en un homenaje del autor al barroco, una calavera en anamorfosis como la que aparece en el cuadro Los embajadores de Hans Holbein el joven.